La chica de las cicatrices escribe emails cada noche a su chico. Vive en un atico cualquiera de uno de los barrios marginales cualquiera de Alphaville. A su alrededor todo es deprimente y malvado.
El chico de las ruedas es un muchacho ejemplar. Vive en un iluminado barrio de la luminosa ciudad de Génova y escribe emails cada noche a su chica.
Ambos sospechan que algo raro ocurre.
Ninguno recuerda como empezó todo. Pero tampoco lo necesitan.
Ella habla un idioma rebuscado, oscuro y poético, pero miente. Él habla sencillo, claro y visceral, pero también miente.
El lo sospecha. Pero ella lo sabe.